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Fiesta Evangelización

Fiesta Evangelización

Ayer por la tarde celebramos la Fiesta de la Evangelización en la Capilla de las Anas, calle Santa Catalina. Fue un momento de testimonio del papel que hace hoy en día la Iglesia para Evangelizar. Vimos el papel integrador a través de la vivencia de una mujer inmigrante, también vimos el papel educador a través del proyecto de ayuda y apoyo a chicos en la Parroquia de San Pablo y por ultimo tuvimos el ejemplo del Catecumenado de Adultos a través de una chica que después de mucho tiempo apartada de la Iglesia había vuelto a ella. Os traemos aquí su testimonio para que podáis todos enriqueceros con sus palabras y su ejemplo.

” Quedan algunos meses para recibir el sacramento de la Confirmación y ante este acontecimiento que sin duda va a marcar mi vida, son muchos los momentos en los que me he parado a examinar cómo y por qué he llegado hasta aquí. Nací en el seno de una familia no practicante, fui bautizada en la infancia, según mis padres por puro formulismo, y con el paso de los años no recibí la debida catequesis, de hecho me costó bastante convencer a mus padres para recibir las clases de Religión en el Colegio Publico e incluso comulgue un ano más tarde de lo que e correspondía.

Un dí caminando por la calle, vi en la Iglesia de San Valero un cartel que decía ” acercaros a mi todos los que estéis cansados y agobiados yo os aliviare”, y ésta invitación me llevó a pensar en el estado de tristeza y aislamiento en el que yo me encontraba, que junto a la inquietud religiosa que por ese tiempo sentía, me hicieron refugiarme en momentos de encuentro con el Señor como fueron el agradable silencio de la Iglesia, la oración, la visita al Santísimo y la asistencia a la Eucaristía. En ese momento empecé realmente a sentir alivio y descanso y pensé que en mi vida faltaba algo importante, algo tenia que hacer, y lo que tenia que hacer, lo tenia que hacer ya.

Entonces poco a poco, empecé a preguntarme muchas cosas y entre ellas porque no había bautizado a mis hijas, era como si ese hecho me quedase pendiente. así que me decidí a hacerlo y las llevé a bautizar. Fue una celebración preciosa de signos y símbolos bellísimos en la que el sacerdote llevo a la practica el gran rito del “Effeta”, que no sólo surtió efecto sobre mis hijas, sino que hizo un grandioso milagro sobre mi ” el de abrirme a Dios”. Así todas estas razones me empujaron a la necesidad de confirmar mi fe en Dios y decidí ir a la Delegación de Catequesis de Zaragoza, donde toda la comunidad han sido y son enormes apoyos en este tiempo. Ellos me invitaron a aventurarme hacia un nuevo camino , el Catecumenado, una escuela de vida en la fe, en la conversión y en la oración. Ellos me han acompañado en este gran camino que conduce a Dios, un camino estrecho, sinuoso y empinado en el que a veces nos paramos, nos perdernos, o incluso retrocedemos, pero que merece la pena realizarlo ya que da sentido a nuestras vidas.

Debo confesar que para mi, este recorrido ha supuesto un ” antes y un después” en mi vida, ya que he crecido como persona y sobre todo como cristiana. Cada día, asisto junto con mis compañeros a los encuentros preparatorios que tienen lugar en la iglesia del Corazón de María y en la de San Pedro Arbués de forma particular. Allí puedo comprobar que hay personas igual que yo, que tienen la misma fe y siguen a Jesús. Asistir a estas catequesis me ha servido para aprender a ser mejor persona, me ha hecho abrir los ojos al mundo y darme cuenta de lo grande que es Dios. Oír el anuncio del misterio de Cristo vivo y emprender el camino de la fe y de la conversión. así he aprendido que la iniciación cristiana solo es el comienzo y que el resto de la vida ha de considerarse como un proceso continuo de conversión e iniciación permanente.

Por esta razón no solo quiero agradecer a los catequistas y sacerdotes su compañía en esta grata tarea, sino a toda la comunidad de fieles que han hecho posible este Catecumenado. Por ello os pido que nos ayudéis con vuestras oraciones a seguir nuestro camino, un camino donde los sedientos van a beber para seguir caminando por un sendero que nos conduce a Jesús: el Camino de la belleza. Al igual que en la carta ” Evangelii Gaudium” del Papa Francisco, nosotros sentimos la necesidad de vivir la Alegría del Evangelio como vosotros, en comunidad.”

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