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El pan de cada Día

El pan de cada Día

EL PAN DE CADA DÍA
Viernes 12 de junio. Pan y agua para el camino. Elías en el Monte Horeb, su huida a causa de la persecución, se convierte casi en una peregrinación, atraído por la fuerza de Dios. El caminar del profeta, con sus altibajos, con su mezcla de gozos y tristezas, esperanzas y angustias, se traduce para nosotros en una metáfora del camino de la existencia humana. No hay que encerrarse en la “cueva” de nuestros miedos: “¿Qué haces aquí?”. El Señor nos lanza el reto de revisar las motivaciones profundas de lo que hacemos, su voz es llamada a descubrirlo en la entraña de la vida: “Sal y ponte en pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar!”. La teofanía nos muestra cómo el Señor no se hace presente en la violencia del huracán, ni tampoco en el terremoto que sobrecoge, ni en el fuego impetuoso; lo va a descubrir tras el susurro de la “brisa suave”. La voz callada trae la presencia que sobrecoge y que se descubre en el espesor de lo cotidiano. En el Evangelio, seguimos con esas “antítesis” que nos percuten por dentro: “Habéis oído que se dijo… pero yo os digo”. La novedad evangélica pone de manifiesto el respeto sagrado a la persona y la denuncia contra todo aquello que, aun camuflado de artificio legal, atente contra su dignidad. Y va más allá, a las “profundidades” del alma: ¿cómo es nuestra mirada? El Señor nos invita a purificar el deseo, a desterrar de nosotros toda pretensión de utilizar al otro en beneficio propio, todo intento de cosificar las relaciones. Jesús “hila fino” en todos los campos, también en las relaciones entre el hombre y la mujer, en su llamada a la fidelidad y al amor. La condescendencia divina acompaña siempre el camino humano, sana y transforma con su gracia el corazón endurecido, orientándolo hacia su principio. Estemos atentos, el Señor pasa.
Juan Sebastián (Párroco de san Miguel)

Foto de hoy: San Miguel con el demonio a sus pies (talla de madera policromada de tipo popular, se podría datar en los s. XVII o XVIII, va vestido a la romana, llevando en vez del casco una corona de laurel, se encuentra en el Museo del Trasagrario)

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