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El pan de cada Día

El pan de cada Día

EL PAN DE CADA DÍA

Viernes 5 de junio. El pan de la palabra. El Apóstol elogia la actitud de Timoteo que se mantiene fiel a la enseñanza recibida, una fidelidad expresada en actitudes existenciales concretas: “fe, paciencia, amor fraterno, aguante y perseverancia”. Todo ello sellado con una “marca” de autenticidad muy repetida en las primeras comunidades: la persecución. Y es que estaba dicho: “todo el que se proponga vivir como buen cristiano será perseguido”. El modo y la manera pueden ser muy diversos. La última recomendación que recibe Timoteo, por boca de Pablo, se centra en la invitación a permanecer en la Sagrada Escritura. Ella será su mejor compañía. Palabra inspirada que es la “guía” para enseñar, encaminar, educar y persuadir en la vía del bien. Ella es luz y puerta de la vida, de ella brota una fuente que deshace durezas interiores y sana el corazón. En el Evangelio ahora es Jesús quien abre el debate y pregunta. Jesús cuestiona en este texto la interpretación “política” de la filiación davídica. Con el recurso a la Escritura, Jesús revela que el Mesías no es un mero descendiente de David, es algo más.  La doble pregunta de Jesús apunta al origen divino y a la verdadera naturaleza del Mesías. Jesús inaugura un mesianismo desde abajo, desde la humildad y el servicio, desde la entrega y el ofrecimiento de la propia vida. No se impone, sino que se ofrece, propone y expone a la acogida y la libertad humana. Esta forma de presentarse puede generar perplejidad y choca con una mirada demasiado de “tejas abajo”, que no alcanza a vislumbrar el “siempre más” de Dios y su proyecto del Reino. Escuchemos con “gusto” su palabra que da “saber” y “sabor” a nuestra vida.

Juan Sebastián (Párroco de san Miguel)

Foto de hoy: Retablo del Trasagrario, pintado por Felices de Cáceres, c. 1604-1605 (La adoración de los pastores es el tema principal del gran cuadro del retablo, que podía abrirse para acceder al Expositor del Altar mayor. En el basamento, los rostros de San Juan Bautista, el Salvador, María y San Francisco de Asís, bajo los que hay un ostensorio flanqueado por dos ángeles turiferarios).

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