EL PAN DE CADA DÍA
Lunes 13 de abril. Pan de Pascua. Pedro parece otro, aquel que había negado al Maestro, ahora, puesto en pie en la plaza pública, proclama sin tapujos el gran anuncio, la gran esperanza: Jesús de Nazaret, aquel a quien crucificasteis y disteis muerte, Dios lo resucitó. He aquí, en boca de Pedro, la confesión esencial de la fe cristiana que no dejará ya de anunciarse. Jesús es el eterno viviente, la negatividad, el pecado, el mal, la muerte, no tienen la última palabra. Con Él podemos mirar hacia adelante porque Él nos ofrece vida y vida en abundancia. El Evangelio de Mateo nos narra la experiencia de las mujeres tras recibir el anuncio. Se habían quedado “descolocadas”, entre el “susto” y la “alegría”, más que comprensibles dadas las circunstancias. Jesús sale a su encuentro, se deja tocar y les da una inyección de ánimo: alegraos, no tengáis miedo. Son dos palabras “palanca” capaces de mover el mundo. Aquellas dos mujeres son las primeras portadoras del mensaje pascual, “apóstoles de los apóstoles”. La cita es en Galilea, ámbito de la vida cotidiana, el lugar de los inicios se torna de nuevo en punto de partida para una vida nueva. Ahí nos espera. Ya nada será lo mismo, con Dios todo es posible. ¡ALELUYA! ¡Feliz Pascua de Resurrección!
Juan Sebastián (Párroco de san Miguel)
Foto de hoy: Imagen de Jesús Resucitado, madera policromada (actualmente se encuentra en el Alma Mater Museum –museo diocesano- para la Exposición “La Ruta de la Pasión” que se puede “visitar virtualmente” a través de la web del Museo)
ABR
