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Pan de cada Día

Pan de cada Día

EL PAN DE CADA DÍA

Lunes 20 de abril. Pan de la comunidad. Al verse libres, Pedro y Juan “volvieron al grupo de los suyos”. El libro de los Hechos da cuenta de la importancia de la comunidad, sostén de la fe, espacio de comunión, lugar de encuentro y de oración. Ahora que no podemos reunirnos, cuánto echamos de menos, al menos yo, el espacio comunitario. Es verdad que cada casa puede convertirse en pequeño cenáculo e iglesia doméstica, pero sentimos “nostalgia” y añoranza de la casa común. En momentos difíciles, la comunidad de los inicios, pide valentía para anunciar el nombre de Jesús con los signos que acompañan el anuncio. Por su parte, el evangelio nos presenta hoy la conversación de Jesús con Nicodemo. Éste va a visitar a Jesús de noche, de forma un tanto “clandestina”, no vaya a ser que le complique la vida. Tiene interés por Jesús, algo ha visto en él que despierta su curiosidad y que no se alinea con lo que piensan sus compañeros de “partido”: “nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él”. Entablan un diálogo profundo, la noche es tiempo de confidencias. Jesús le invita a “nacer de nuevo”. Nicodemo lo interpreta de forma biológica. No se trata de eso, Jesús le aclara: nacer de nuevo significa creer, “nacer del agua y del Espíritu”. El agente de este nuevo nacimiento es el Espíritu.  Requiere una sensibilidad abierta, refractaria a la “cerrazón”. Desaprender para aprender, conlleva más un dejarse hacer, una pasividad receptiva y agradecida. La Pascua nos abre a esta obra del Espíritu en nuestro corazón y en el corazón del mundo. Nos llama, como la vida misma, a renacer y a resurgir.

Juan Sebastián (Párroco de san Miguel)

Foto de hoy: Pila bautismal parroquial, esculpida en piedra de Calatorao, 1772-1774 (posee una cubierta semiesférica en madera policromada imitando marmoleados de distintos tonos y está rematada por una talla en madera que representa la fe).

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