EL PAN DE CADA DÍA
Sábado 20 de junio. La memoria del Inmaculado Corazón de María está muy ligada a la fiesta que celebrábamos ayer. Junto al corazón de Jesús está el corazón de su madre, María. Es sorprendente ver cómo todo el misterio del amor de Dios, que se nos revela en el Corazón de Jesús, se abre con el sí de una muchacha humilde de Nazaret. Encontramos hoy a Jesús en el templo con los maestros de la ley. Se establece un doble diálogo entre Jesús y los ancianos del templo y entre Jesús y sus padres. Todavía no ha llegado la hora del ministerio público, pero Lucas anticipa desde este relato lo que mueve la vida de Jesús: los asuntos del Padre, su reinado. El texto remite a uno de los aprendizajes más básicos y costosos en la vida: guardar en el corazón todo aquello que no entendemos o que nos desinstala y nos sorprende. María es experta en mantener las preguntas y cobijarlas en el corazón sin pretender precipitar las respuestas. No se acelera. Jesús parece que se “ha perdido”, sus padres no lo encuentran y lo buscan preocupados, al encontrarlo no acaban de entender, pero no se discute. Se dibuja en María un retrato del discipulado que reclama docilidad a la Palabra y cultivo de la actitud contemplativa ante el espesor de los acontecimientos. María hace del corazón una “despensa”, a la espera de que el Dios de la vida nos vaya dando luz para colocarlo todo en su lugar preciso. Dios tiene sus tiempos y María sabe esperar, ella es a la vez discípula y maestra en la vida de la Iglesia. Unido a la escucha, está la cordialidad que se concreta en el cuidado, la atención y el amor, hoy más que nunca necesitamos esta revolución de la ternura.
Juan Sebastián (Párroco de san Miguel)
Foto de hoy: Bajorrelieve en madera dorada y policromada que representa al niño Jesús en el Templo entre los doctores (de autor desconocido, junto al otro bajorrelieve que le acompaña en la pared de la Sacristía, pudo pertenecer a un retablo del s. XVII que no se conserva).
JUN