EL PAN DE CADA DÍA
Miércoles 1 de abril. ¡Bendito pan! Ante el suceso extraordinario de los tres jóvenes, cuya valentía y tenacidad se pone “a prueba de fuego”, el rey Nacubodonosor queda asombrado y no le queda otra que “claudicar” y reconocer al Dios de Sidrac, Misac y Abdénago (ya lo siento son sus nombres). Este pasaje busca animar a permanecer firmes ante cualquier agresión, a permanecer en pie y a doblar la rodilla sólo ante el Dios verdadero. En el fondo esta confesión de fe es también un acto de libertad y una resistencia frente a todo poder que pretende ocupar el lugar de Dios. Sin solución de continuidad, el evangelio nos regala una de esas grandes formulaciones que no han perdido ni vigencia, ni resplandor: “La verdad os hará libres”. La persona libre por excelencia es el Hijo de Dios y su libertad consiste, precisamente, en vivir como Hijo. Nuestra mayor verdad. No lo entendieron y, a veces, seguimos sin entenderlo. Se trata sencillamente de eso: ¡vive como hijo/a”. Cristiano, sé lo que eres. Ser y saberse hijos en el Hijo, hijos del Padre, descubrir que tenemos hogar, sentir que estamos en buenas manos. La verdad tiene este poder de desatar y de liberar para soltar amarras que paralizan. Como dicen que dijo san Agustín: “Ama y haz lo que quieras”.
Juan Sebastián (Párroco de san Miguel)
Foto de hoy: Detalle de las manos de Jesús Nazareno, ceñidas por el cíngulo (talla titular de la Cofradía de Jesús Nazareno, s. XVIII)
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