EL PAN DE CADA DÍA
Lunes 1 de junio. Pan amasado y servido por la madre. En este lunes después de Pentecostés retomamos el tiempo ordinario. La liturgia celebra la memoria de María, Madre de la Iglesia, que se ha incorporado al calendario litúrgico recientemente en esta fecha. El título no es nuevo para la piedad cristiana, con este nombre de madre amorosa se acostumbran a llamar a María con mucha preferencia los fieles y la Iglesia. Así fue proclamada por el papa Pablo VI en 1964 en medio de los trabajos del Concilio. Ya la presenta de esta manera Lucas en el sumario de Hechos de los Apóstoles. Ella no podía estar ausente en el nacimiento de la Iglesia. Lucas nos muestra el núcleo original de la Iglesia en el que están presentes los once, las mujeres y la familia de Jesús. La presencia maternal de María en medio de la comunidad como icono de seguimiento y de discipulado, de escucha de la Palabra y de “puesta en acto” de la misma, tan de Dios y tan nuestra, nos anima. La expresión “perseveraban unánimes en la oración” destaca la unidad de la comunidad en la oración, que inspira y sostiene su pensar y su actuar. En el Evangelio de Juan descubrimos a María a los pies de la cruz. Jesús nos revela allí la maternidad espiritual de María que se convierte en madre del discípulo amado y también de todos aquellos a quienes él representa, el conjunto de los creyentes. Al pie de la cruz la madre regala su presencia, su fidelidad hasta el final y el Hijo nos regala a su Madre. Todo son regalos. La Iglesia que se funda por la fe en la Palabra de Dios, es la Iglesia que nace al pie de la cruz. Allí somos todos abrazados. María, madre de la Iglesia, ruega por nosotros.
Juan Sebastián (Párroco de san Miguel)
Foto de hoy: María al pie de la cruz (Óleo sobre lienzo del pintor turolense y feligrés de la parroquia de San Miguel, Alejandro Cañada, pintado en 1944)
JUN