EL PAN DE CADA DÍA
Martes 31 de marzo. En este día lluvioso y frío, nos gustaría ofrecer pan recién hecho “con miga”, frente al pan “sin cuerpo” del que se quejaban los israelitas, extenuados en su camino por el desierto. El pueblo expresa su lamento, quizá no les falta razón. Un nuevo desánimo y nuevas murmuraciones. No entendemos, vienen a decirle a Moisés y al mismo Dios. La sintonía en la queja parece tener hoy su correlato. La cosa se complica con las serpientes y, ahora sí, el pueblo que no puede más, pide auxilio a Moisés: ¡que pare esto! De nuevo, Moisés tiene que ejercer su ministerio de mediador. Será la mirada compasiva la que salve. El Evangelio nos habla de la experiencia de comunión de Jesús con el Padre, identificado con su proyecto de amor y liberación para todos, nada le aparta de la misión confiada. Los fariseos no entienden y desvarían: ¿será que va a suicidarse? Están en otra longitud de onda. Jesús se siente avalado por el Padre: “no hago nada por mi cuenta… El que me envío está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada”. Que aprendamos a estar atentos al latido de su Palabra en el propio corazón y en los acontecimientos haciendo lo que a Él le agrada, el que nos envió está con nosotros. Rezamos con el salmista: Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti.
Juan Sebastián (Párroco de san Miguel)
Foto de hoy: Cristo en la cruz (talla popular, sin datación, en madera policromada que se halla en el Trasagrario).
MAR
