EL PAN DE CADA DÍA
Sábado 30 de mayo. Pan con miga, pan y espíritu. Roma: fin de trayecto. El periplo misionero de Pablo va llegando a su culmen, pero este viaje también tiene un sentido espiritual y universal, es la Iglesia que se abre a los gentiles. Roma será el nuevo centro de irradiación universal de la Palabra que está llamada a llegar hasta el último rincón del mundo. Llegados al final del libro de los Hechos, no se satisface nuestra “curiosidad” biográfica relativa al destino final de Pablo. Eso lo conoceremos por otras fuentes. El interés de Lucas es dar cuenta de cómo la Palabra de Jesús, impulsada por el Espíritu, resuena, libre y sin cadenas, tanto en la Roma de los tiempos del narrador, como en nuestros días hasta el confín de la tierra. Pedro y Pablo fueron testigos de esta palabra, hoy nos toca a nosotros. El Evangelio de Juan nos presenta el cierre del capítulo 21. Tiene un carácter de colofón y provocación al seguimiento desde la singularidad de cada uno de los discípulos. Me encanta esa contestación de Jesús a Pedro: “Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme”. A veces, andamos demasiado pendientes de lo “ajeno”. Como a los discípulos, Jesús nos invita a seguirle desde nuestra propia historia, desde la diversidad que nos constituye, desde lo que somos y vivimos en nuestra cotidianidad. Estamos llamados a ser testigos del Resucitado, invitados a narrar el Evangelio con la vida. Pues eso: “Tú, sígueme”.
Juan Sebastián (Párroco de san Miguel)
Foto de hoy sábado: Candelabro de forja (semejante a la Menorah judía) con los Cirios encendidos de los dones del Espíritu Santo (s. XXI).
MAY
