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El pan de cada Día

El pan de cada Día

EL PAN DE CADA DÍA

Miércoles 27 de mayo. Pan con lágrimas, pan para la despedida. Pablo se dirige a los dirigentes de las comunidades en este discurso de despedida con la intención de hacer el “traspaso de tareas”. Ahora les toca a ellos la responsabilidad de anunciar el Evangelio y de cuidar del rebaño que el Espíritu les ha encomendado. Pablo ya ha hecho lo suyo durante casi tres años, se ha empleado a fondo, instruyendo y aconsejando a las comunidades, hasta con “lágrimas”, “día y noche”. Ahora los deja en las mejores manos: “os dejo en manos de Dios y de su palabra de gracia”. Ella será la fuerza más eficaz y el mejor dinamismo para construir la Iglesia de Dios. Concluye con una advertencia para los responsables que no tiene fecha de caducidad: que sean trabajadores y que no se olviden de los pobres y necesitados. Antes de la emotiva despedida, previa al embarque, cita unas palabras del Señor Jesús que son para enmarcar: “Hay más alegría en dar que en recibir”. La gratuidad y el desapego serán indicadores de autenticidad en todo ministerio de servicio. En el Evangelio, la oración de Jesús está salpicada de “verbos” que revelan por dónde va su corazón: guardar, custodiar, santificar. La vida de Jesús es un desvivirse por amor a los suyos. Da mucha paz saber que nuestro nombre está en la “lista de Jesús”, en su oración de intercesión al Padre. En Jesús participamos de la comunión con el ser de Dios que es ternura y cuidado en acción, cuidado y ternura en relación. Jesús nos enseña a rezar, rezando. En su oración descubrimos un Dios cercano que pide al Padre: “guárdalos en tu nombre”. Es decir, pide que sean conservados en esa fidelidad dinámica, orientada a la plenitud y la unidad con Dios: “para que sean uno”. Habrá oposición a esta unidad, habrá contradicciones, intentos de “separarnos” de esa circularidad amorosa, tentación de “huida” del mundo… Volvamos a su petición: “no ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno”. El centro de la oración es la súplica por la santificación de los discípulos en orden a la misión. Le pertenecemos a Él, estamos en buenas manos.

Juan Sebastián (Párroco de san Miguel)

 

Foto de hoy: San Miguel, talla policromada de José Ramírez c. 1750 (remate del Retablo de la Capilla de Ntra. Sra. de Zaragoza la Vieja).

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