EL PAN DE CADA DÍA
Lunes 4 de mayo. Pan en el morral del pastor. La primera comunidad expande su horizonte. Ante la iniciativa de Pedro de bautizar al pagano Cornelio, algunos se alarman y piden explicaciones. La cosa anda revuelta. Pedro tiene que informar de su actuación, pues su autoridad se ve cuestionada y discutida. Hay quien se pone nervioso ante tanta novedad y aperturismo. Pedro ya se mueve en otro horizonte y responde, no apelando a su autoridad, sino a la de Dios. No tiene nada que esconder y da cuenta detallada de lo que ha hecho, su detallado informe termina con una pregunta que calma los ánimos, al menos, de momento: “Si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?”. Nos dice Lucas que se pacificó la cosa y dieron gracias a Dios. No obstante, veremos cómo la tarea de “tejer la unidad” va a ser misión continuada de “artesano” y que necesita su tiempo y su espacio. Hasta nuestros días. El Evangelio nos presenta la imagen del Buen Pastor. Es verdad que este símbolo quizás no sea tan elocuente en nuestras culturas urbanas, pero sigue diciéndonos mucho. Yo soy el buen pastor, así se presenta Jesús. Como el buen pastor que se ocupa y preocupa por su rebaño, comunica vida en abundancia. Es el Pastor que vive desde la “lógica del don”: “nadie me quita la vida, yo la entrego libremente”. La realidad esencial de este nuevo rebaño es precisamente las nuevas relaciones que se instauran entre el Pastor y las ovejas, relación de mutuo conocimiento y de comunión. Se conocen y se reconocen. Dejémonos conocer y guiar por este Buen Pastor.
Juan Sebastián (Párroco de san Miguel)
Foto de hoy: Adoración de los Pastores de Felices de Cáceres (pintura sobre tabla c. 1604-1605, conforma las puertas del Retablo del Trasagrario de san Miguel de los Navarros)
MAY