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El pan de cada Día

El pan de cada Día

EL PAN DE CADA DÍA

Martes 26 de mayo. Pan para la alegría y el buen humor. He querido comenzar con esta migaja que invita al optimismo, recordando la memoria del santo que celebramos en la liturgia: San Felipe Neri. El santo de la alegría, del buen humor y de la juventud: “«Sed buenos… ¡si podéis!”, les decía a los chavales en el Oratorio. Esta dosis de simpatía nos es más que necesaria para la evangelización ayer y hoy. Las palabras de Pablo a los responsables de las comunidades suenan a despedida. El discurso resume su trayectoria misionera y mira hacia el futuro. El Apóstol hace un repaso y evaluación de la misión recibida por Jesús, el Señor, y guiada en todo momento por el Espíritu. Lo ha dado todo en la tarea misionera: anunciar, servir, enseñar, testimoniar en medio de pruebas y sufrimientos, tanto en público como en privado. Las “riendas” las lleva el Espíritu y eso es lo importante para Pablo, lo que le ocupa y preocupa es, por tanto, “completar la carrera empezada y cumplir el encargo” del Señor. ¡Menuda disposición! En el Evangelio, Jesús nos regala su oración íntima con el Padre cuando ha llegado su “hora”: “todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado”. En esa intimidad estamos nosotros custodiados. La vida eterna es conocer y amar a Dios. Todo gesto de amor es ya expresión de eternidad que derrota el tiempo, a la espera de la consumación definitiva. La gloria de Dios es que el hombre y la mujer vivan y lo hagan en plenitud. La identificación con Jesús y su proyecto nos hace participar del ser de Dios y nos compromete a ser tejedores de comunión, de esperanza, de vida. Glorificad al Señor con vuestra vida.

Juan Sebastián (Párroco de san Miguel)

Foto de hoy: Óleo sobre lienzo de la Aparición de la Virgen a San Felipe Neri encuadrado en el Retablo de la Capilla de los Salazar (pintado por Jusepe Martínez hacia 1669, interpretación del original de Guido Reni).

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