EL PAN DE CADA DÍA
Viernes 15 de mayo. Pan de conciliación, pan de amistad. El Concilio de Jerusalén ha tomado una decisión con el auxilio del Espíritu. La Iglesia de puertas abiertas, en salida misionera, con “amplitud de miras”, no quiere “imponer” más cargas que las indispensables. La novedad de la fe en Cristo oxigena. Esa atención inclusiva, ese deseo de no perder a nadie, de no “apagar la mecha humeante, ni quebrar la caña cascada” (cf. Is 42,3), la vocación de llegar a todos y de volcarse preferencialmente sobre los más vulnerables y marginados, al estilo de Jesús. Aquella “carta autógrafa” fue entregada y leída a la comunidad, que la recibió con gran alegría, música para sus oídos y su corazón. Por si no había quedado claro ayer, nos lo repite hoy: que os améis. La centralidad del mensaje es tal que se nos repite una y otra vez. Jesús no pide nada que antes no nos haya adelantado con creces. Nos pide amar a su modo: “como yo os he amado”. Ponernos en “modo” Jesús cambia las cosas, las transforma. Experimentar la incondicionalidad de la entrega amorosa del Señor y su fidelidad al proyecto del reino nos impulsa a dar frutos que permanecen. Vivir el mandamiento nuevo del amor afecta a toda nuestra vida, a nuestros estilos, a nuestros compromisos concretos. Nada ni nadie queda fueran de esta onda expansiva del amor de Dios. San Isidro, así lo vivió.
Juan Sebastián (Párroco de san Miguel)
Foto de hoy: Clave de bóveda con el emblema de san Miguel enmarcado por el triángulo, símbolo de la Trinidad (pintado por Juseppe Martínez, s. XVII).
MAY