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El pan de cada Día

El pan de cada Día

EL PAN DE CADA DÍA

Martes 12 de mayo. Pan y paz. La primera etapa en esta particular campaña misionera que abrió las puertas del Evangelio a los gentiles llega a su fin. División de opiniones en cuanto a los destinatarios: hay quienes acogen con alegría el anuncio y quienes lo rechazan de forma incluso violenta. Más de un “palo” se llevó Pablo. La visita a las pequeñas comunidades cristianas que han ido formando permite a Bernabé y Pablo pulsar el ánimo de dichas comunidades y dar pautas para la organización con la elección de responsables de las mismas (presbíteros). Todo ello siempre en un clima de ayuno y oración. A su regreso a Antioquía, toda la comunidad se reúne para escuchar el informe de los misioneros. En el ambiente se respira un aire de alegría porque se ha abierto a los gentiles la “puerta de la fe”. Esta puerta, que introduce la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza este umbral cuando se anuncia la Palabra y el corazón se deja hacer por Dios. El “testamento espiritual” de Jesús es el amor y la paz. La experiencia del encuentro con Él es fuente de reconciliación con uno mismo, con los demás y con Dios. La paz que regala no es la ausencia de conflicto, éste es inherente al humano vivir. Se trata de la paz evangélica que requiere cuidado del interior, de nuestras actitudes concretas a la hora de afrontar la vida y de encarar todo lo que a ella se opone. La intimidad con el Padre es la que hace a Jesús transpirar paz, confianza, serenidad, aún en medio de la cruz y de la prueba; fe en medio de la tormenta. Danos de esa paz, la necesitamos.

Juan Sebastián (Párroco de san Miguel)

Foto de hoy: Talla en madera de san Bernabé (entrecalles del primer piso del retablo mayor de Damián Forment)

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