EL PAN DE CADA DÍA
SÁBADO 28. Hoy se sirve corteza de pan. La corteza y el canto no eran mi parte favorita del pan en la infancia. Hoy la corteza, la parte más dura, nos la presenta el profeta Jeremías en sus confesiones. Sus palabras no son bien recibidas ni por el pueblo, ni por sus vecinos, ni tampoco por los suyos. Lo que dice parece no gustar a los que lo oyen. Sus palabras incomodan porque habla de la causa de Dios, que es la causa de la dignidad de todo ser humano, especialmente de los más vulnerables. Pero él no rebla, está en juego la Palabra de Dios, se acoge al Señor: “a ti he encomendado mi causa”. EL evangelio pone negro sobre blanco la actitud de los fariseos. Al oír a Jesús, de nuevo, las corrientes de interpretación se dividen. El orgullo les puede a los dirigentes: “¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él?” Y menosprecian a la gente. En lugar de servir al pueblo, se convierten en los únicos intérpretes de lo que se puede o no se puede creer y hasta pensar. Con su aparente prestigio quieren silenciar la fe incipiente de los sencillos. Sólo la voz sensata de Nicodemo parece no zozobrar ante tanto desatino. ¿No habrá que escuchar primero lo que ha dicho y comprobar lo que ha hecho? Parece de cajón, pero no siempre lo es. Señor, que no dejemos que la autosuficiencia nos embote. Déjate sorprender.
Juan Sebastián (Párroco de san Miguel)
Foto de hoy sábado: Virgen con el Niño, óleo sobre lienzo de Carlo Maratta (en una de las columnas de la nave lateral)
MAR