EL PAN DE CADA DÍA
Jueves 26. Un pan que, a veces, es pan duro. El relato del becerro de oro en el éxodo está cargado de simbolismo. El pueblo se ha hecho su propio ídolo, alejando su corazón del Dios vivo. Poco les ha costado enfriarse en su inicial entusiasmo, tan intenso como pasajero. ¡Toda una una provocación para el mismo Dios! Y es entonces cuando surge la mediación: ¡Qué necesaria es! Para arbitrar la convivencia, para restañar heridas, para acortar distancias, para tender puentes, para hacer posible lo que parece imposible. Moisés intercede delante de Dios por su pueblo y sale al rescate con la “memoria” del corazón: Recuerda tu promesa. Fue suficiente. El evangelista Juan hoy nos presenta un texto cuyo objetivo es legitimar la enseñanza y la acción de Jesús. El testimonio del Padre y las obras que realiza en y por el Hijo, son las que acreditan a Jesús. Dime cómo ayudas y te diré quién eres. Bien sabe Jesús que los hay (a veces también nosotros) que no quieren entender. Pidamos la “gracia de la memoria”, que Dios nos libre de la “amnesia” autosuficiente y de la cerrazón, que no olvidemos las grandes cosas que el Señor ha hecho en nuestra vida, en su Iglesia, en su pueblo. Aunque te cueste creerlo.
Juan Sebastián (Párroco de san Miguel)
Foto de hoy: Disputa por el cuerpo de Moisés (escena del primer piso del Retablo Mayor de San Miguel, obra de Damián Forment).
MAR
